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de derecho, además de las asignaturas que debido á su enfermedad no pudo estudiar el año pasado. Y como si todo esto no fuera suficiente, el señor Cuenco todavía ha cursodo su penúltimo año para el Doctorado en Filosofía. Añadid á esto las cargas, pesadas por cierto, de la Jefatura de la redacción de esta revista y todos estamos seguros convendrán con nosotros de que el señor Cuenco ha hecho un trabajo del que no puede avergonzarse un hombre de buena salud y en toda la plenitud de sus fuerzas. Y para terminar, unimos á la expresión de nuestro agradecimiento un vehemente deseo de que el señor Cuenco recobre, su quebrantado vigor y fuerzas, y que los dias de descanso que disfrutará durante las próximas vacaciones acabarán por restablecer del todo su salud tambien quebrantada.

Los Examenes

P

OR razón de los exámenes que nos sobrevinieron al fin del año escolar, y los cuales han tenido que sufrir todos los editores del THE FILIPINO, nos hemos visto en la triste necesidad de suprimir en el presente número ciertos departamentos de costumbre. Por lo cual esperamos la indulgencia de nuestros lec

tores.

Medalla
Rizal

M

RS. L. J. CARLOCK, autora del interesante artículo "La Vida en el Oriente" que apareció en nuestros números de Enero y Marzo, ha ofrecido una medalla anual de oro al alumno del High School de Cebú, que presente un estudio especial sobre el Dr. José Rizal, el patricio filipino. Los trabajos han de ser redactados por dichos alumnos y en el certamen que se celebre en la velada de Navidad se decidirá quien es el agraciado. El autor ó autora del trabajo premiado tomará parte en el programa de la velada pública conocida con el nombre de "Rizal Day." Mrs. Carlock, al llevar á cabo este interesantísimo plan, persigue dos fines : estimular á la juventud filipina para un estudio más comprensivo del héroe filipino, y además perpetuar la memoria de su esposo, el Juez Lyman J. Carlock, puesto que el premio se conocerá con el nombre de "Carlock Medal." Esperamos poder publicar en el THE FILIPINO el trabajo que resulte premiado.

Un Filipino
Ilustre

A

QUELLOS que siguen paso á paso los descubrimientos y progresos del mundo científico se acordarán de las muy largas y prolongadas discusiones sobre el supuesto descubrimiento de la generación de la vida, de la materia no-viviente é inerte por John Butler Burke, durante el año pasado. El descubrimiento y el descubridor fueron muy discutidos y voceados por toda la prensa británica, así como por muchísimos periódicos de este país; hasta tal extremo que el London Times llamó á Burke "El hombre más grande del siglo-la gloria nacional." No nos atreveremos jamás discutir la primera parte de esta aseveración, pero sí ponemos en tela de juicio la veracidad de la segunda. John Butler Burke es natural de Filipinas, hijo de Doña María Victorina Butler Somes, una hija de Filipinas, y de John Burke, nativo de Dublin, Irlanda. John Butler Burke nació en Manila

el año 1867 y recibió el agua bautismal en la iglesia parroquial de San Miguel, Manila. Estudió en Europa y á la muerte de su padre ingresó en Cambridge, Inglaterra, donde es actualmente profesor. Tiene un hermano, Dr. William Burke, que ejerce su profesión de medicina en Manila.

UNA CARTA Á UN PENSIONADO

Manila, P. I.

Mi apreciable compatriota-Mucho he agradecido á Vd. y á los demás señores editores del magazine THE FILIPINO que se hayan dignado favorecerme con el envío del primer número de esa publicación, de indiscutible utilidad por cuanto que contribuye de modo eficáz á que puedan Vds., los estudiantes filipinos en esa Metrópoli, dedicar parte del tiempo que les quede disponible á una distracción tan provechosa como lo es el cultivo de la literatura, en sus diversos manifestaciones y en el círculo de sus conocimientos, aptitudes y aficiones.

En ese país, de costumbres, aspecto y manera de ser tan diferente del nuestro, tienen Vds., los estudiantes filipinos, horizontes ilimitados para su educación é instrucción, y especialmente para la formación de vuestro carácter individual en los moldes, no de una modalidad servilmente copiada de otra raza que no tiene más punto de similitud con la nuestra que el de la unidad de especie, si no nuestra propia idiosincracia oriental. Educados cerca de cuatro centurias sobre el patrón latino, nuestro carácter hállase actualmente moldeado con muchos de los defectos y las buenas cualidades de los españoles. Conservar las buenas y modificar las malas hasta conseguir extirparlas asimilándonos del sajón aquellas cualidades reconocidamente útiles para la vida práctica, los conceptúo de primordial importancia para Vds., mis compatriotas, que habrán de formar el núcleo más esplendoroso de nuestra nacionalidad.

Para tal objeto conviene, á mi juicio, que Vds. procuren, sobre todo, juzgar todo cuanto sea posible la "potencia de la observación." Observar, comparar y sacar consecuencias útiles del criterio resultante, estimo que les será tan provechoso como la adquisición de cualquier título profesional. Quiero decir con esto que, á mi ver, importa tanto ó más que los conocimientos científicos el poseer ese conocimiento llamado "don de gentes" que se adquiere con el trato social y el cuidadoso estudio de la especial psicología de las personas. Pero nada provechoso les resultaría de ese conocimiento si al par que lo adquieren no ponen todo su empeño en formar su carácter para que adquieren completo dominio de sí mismo, único medio de poder ejercer predominio sobre los demás, ó, por lo menos, conseguir el respeto y la consideración de nuestros semejantes. Un sabio de carácter debil ó afeminado es más desdichado que el hombre sin instrucción pero que poséa un gran desarrollo de energía moral y física.

Saber sobreponerse ó por lo menos ocultar las propias debilidades, es útil; descubrir sin que se aperciba el individuo, objeto de nuestra observación, sus flaquezas, es siempre provechoso. Mi experiencia de la vida me ha hecho creer, cada vez con más convicción, que la existencia humana es una constante lucha de pasiones y de intereses, en la que triunfa el que posée mayor instrucción, siempre que el coeficiente moral (carácter enérgico)

sea de un valor positivo y grande: si ese coeficiente se reduce á "cero," el hombre pierde su personalidad, y por mucha instrucción que posea solo servirá para ser objeto de la explotación y el desprecio de los demás.

Con hombres instruidos, y físico y moralmente fuertes, es como se constituyen naciones independientes y respetadas. De Vds. los jóvenes filipinos del siglo XX depende el que nuestra amada Pátria, en la proporción de sus recursos y de su población, no tenga que envidiar á nuestros hermanos los Japoneses. De Vds. affmo, compatriota, MANUEL SİTYAR.

FILIPINAS

Poesia escrita para el "The Filipino."

POR VICTORIANO R. ONRUBIA

En los mares del Oriente,
por donde primero asoma
el rayo que del sol toma
el destello refulgente,
cual de roto continente
imperecederas huellas,
mil Islas verdes y bellas,
á cuales más variadas,
surgen en el mar, sembradas
como en lo azul las estrellas.

Á simple vista se abarca.
de la mayoría el grandor
por la línea de verdor

que, en agua, el límite marca.
Las menos, como comarca
de dilatada extensión,

do lo ancho en la dimensión,
cierran el claro horizonte
con la alta cumbre del monte
que atraviesa la región.

Aquí un estrecho serpea
como una cinta de plata,
que se encoje y se dilata
entre el verde que bordea.
Allá, un seno se franquea,
cual si el agua comprimida
buscáse franca salida;
y allá, más lejos, la playa
se dibuja en negra raya
por el mar desvanecida.

El sol radiante y hermoso
el Cielo azul ilumina
y todo el paisaje anima
con fulgor esplendoroso.
El mar lame rumoroso
las arenas de la orilla

y la ola, que á trechos brilla,
como una acerada pluma,
rompe luego en blanca espuma
que entre arenas se encastilla.

Todo es de verde color, y tinte suave y ligero; aquí se alza el cocotero con aire dominador. La caña, con su verdor, por doquiera vive y crece y en su tallo se extremece con pausado movimiento cuando el impulso del viento con su blandura la mece.

Adentro, en el interior, el bosque virgen encierra mil bellezas, que á la tierra, supo otorgar el Creador. Madera rica en valor en su espesura contiene y su tupidez detiene, como récio parasol, el rayo ardiente del sol que á su superficie viene.

De este hermoso panorama que por doquiera domina, es la mujer Filipina

la reina de eterna fama.
Sus ojos, donde la llama
brilla de amor ideal,
con encanto sin igual
reflejan en su pupila
la lúz diáfana y tranquila
del bello Sol Oriental.

UN CONSEJO Á LOS ESTUDIANTES FILIPINOS EN AMÉRICA

*POR MARIANO A. CUENCO

Por el amor que os profeso, jóvenes compatriotas, por la simpatía que me inspiran vuestras familias, que os han mandado á país tan lejano, á costa de lágrimas y sacrificios; y, sobre todo, por el amor que siento por nuestra Patria amada, cuyo porvenir nos preocupa, permitidme que os dirija un consejo, á vosotros, en quienes esa Patria cifra sus más legítimas esperanzas, para su 1egeneración y engrandecimiento.

Ese consejo no es para que os apliqueís mucho en vuestros estudios, ni para que observeís una conducta irreprensible, recomendaciones innecesarias, tratándose de vosotros que venis cumpliendo tan admirablemente esos deberes de todo buen estudiante, como lo atestiguan los Reports del Superintendente Mr. Sutherland, y los periódicos de ese país, que más de una véz os han elogiado. Mi consejo es que en cuanto sea posible, y cada uno, dentro de la carrera que ha escogido, procureis estudiar los métodos y procedimientos americanos, que este es el secreto de la asombrosa prosperidad de esa gran República, para aplicarlos después en nuestro país, en lo que sea lícito y compatible con nuestro modo de sér. De ese modo es como podreis sacar más provecho de vuestra permanencia allí, y podréis prestar mayores servicios á vuestro país y á vuestras familias.

Y puesto que en el progreso de los Estados Unidos, ha influido en primer término su sistema educacional, eminentemente práctico, por aquí debe comenzar vuestro estudio, esto es, investigar en que consiste esa educación, ó que métodos se emplean en ella, para hacer del americano, no sólo ilustrado é inteligente, sino tambien vigoroso, moral y fisicamente, trabajador, ecónomico y sencillo, pero enérgico y emprendedor. El día que esa educación se practique entre nosotros, se habrá resuelto el problema de nuestra regeneracion, pues con tales ciudadanos, la Pátria no puede menos de ser grande y feliz.

Despues, visitad sus talleres, sus fábricas, y sus construcciones, pero no como meros espectadores, sino para estudiar, cómo están organizados y dirigidos y cómo funcionan, enterandoos de todos los detalles, hasta de los más insignificantes, para que vuestro estudio sea completo. Lo mismo digo de otras empresas, sobre todo de las comerciales, que el comercio es la vida y nervio de un pueblo, y es tanto más lozana y robusta esa vida, cuanto es más floreciente y activo el comercio, y vice-versa. Un estudio minucioso y detenido de como se forman allí los "trusts," los sindicatos, y las sociedades comerciales, sería muy conveniente, porque seguramente encontrareis algo peculiar y característico, que distingue á esas empresas de sus similares de otros paises, y hace prosperar y florecer el comercio americano. Todo esto, sin perjuicio de otros puntos dignos de estudio, en relacion con esas empresas; por ejemplo las causas que influyeron en el desarrollo y prosperidad de una empresa, ó porqué fracasó la otra, etc., haciendo de todo ello, y de cada ramo, una memoria, con las observaciones que os parecieren convenientes.

El que estudia para Abogado, el que se sienta con vocacion para la política, el sociólogo y el economista, tienen un campo de acción de orden más elevado todavia para sus estudios y observaciones. No solamente deben estudiar la Constitucion y las

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